Uno de los mayores problemas con el que
se encuentra determinado tipo de docentes a la hora de abordar un
proyecto de formación on-line es la gestión de la plataforma
técnica del mismo. Hablo fundamentalmente de los docentes que no
pertenecen a una empresa sino que trabajan por cuenta propia como
formadores autónomos o freelance, como algunos prefieren llamarlos.
La realidad de estos docentes es que
además de otros problemas coyunturales (bajada constante de la
demanda, competencia de empresas de todo tipo, caída de precios,...)
y de tener que realizar en el día a día otras funciones más allá
de las propias docentes (han de hacer de comerciales, de
administrativos, de gestores, de...), ahora les toca hacer de
técnicos de sistemas, de informáticos para simplificar. Y es que
cada vez hay más clientes que quieren cursos en formato e-learning.
Muchos caen en la simplificación de
pensar que basta con pasar los contenidos habituales de un curso
presencial, texto puro y duro con alguna imagen incrustada, a
cualquier formato electrónico (PDF es lo más normal) y transformar
las presentaciones “tipo powerpoint” que se utilizan para apoyar
las clases presenciales a un formato cualquiera de vídeo, para tener
un curso en línea.
Este planteamiento sirve en tanto en
cuanto haya clientes, cada vez menos, que se conformen con ello; pero
la realidad es que la mayoría de los formadores autónomos saben que
necesitan evolucionar y están dispuestos a hacerlo. Cada vez hay más
formadores que deciden abordar el tema con seriedad y aprender el
manejo de diferentes herramientas de creación de contenidos
didácticos, desde herramientas ofimáticas, pasando por las llamadas
herramientas de autor, hasta llegar a la construcción de cursos en
plataformas e-learning específicas.
Veamos como aborda esta problemática
un formador autónomo cualquiera y hasta dónde le puede llevar esta
situación.
El problema de verdad viene cuando un
determinado cliente, una PYME que no dispone de infraesructura
técnica e-learning alguna, pide a nuestro formador que le imparta un
curso en formato on-line. Si nuestro formador le dice que no puede
hacerlo, lo más probable es que pierda el cliente para siempre,
porque siempre habrá alguien más que sí lo pueda hacer. Así que
le dice que sí y se pone manos a la obra.
La primera opción puede ser hacerse
con una plataforma e-learning donde desarrollar este curso, y por qué
no, otros cursos más y así establecer una nueva línea de
negocio.Entre pagar licencias de un programa propietario o utilizar
software libre, está clara la decisión Se informa y ve que existen
varios LMS solventes, pero que Moodle es el más difundido y del que
más documentación de soporte se puede encontrar. La decisión está
tomada.
Instalar la plataforma Moodle en el
ordenador personal es relativamente fácil y no le lleva demasiado
tiempo; en varios artículos de este mismo blog nuestro formador ha
encontrado el procedimiento para instalarlo en su ordenador personal,
y ya está listo para comenzar a diseñar su curso. Pero se da cuenta
que hay muchas opciones y tipos de recursos y configuraciones que
hacer, así que llega a la conclusión de que primero tiene que
aprender a manejar el programa y comienza, con el mejor criterio del
mundo, leyendo manuales de Internet, muchas veces obsoletos, y
dedicando decenas de horas en aplicar ese método tan nuestro
conocido como “prueba-error”, que ha llevado a tantos a abandonar
un proyecto, por pura desesperación.
Es aquí cuando le doy mi primer
consejo a este formador.
“Usted se dedica
a la formación y conoce las ventajas que tiene aprender mediante un
buen curso, así que, aunque gaste un poco de dinero, busque un buen
curso donde aprender a utilizar Moodle dedicando el menor tiempo y
esfuerzo personal; seguro que ahorrará muchas horas y muchos
disgustos, y su proyecto tendrá una oportunidad de seguir adelante.”
Nuestro docente acepta el consejo y ha
aprendido a manejar Moodle con una cierta soltura y ha sido capaz de
diseñar su primer curso en el Moodle que instaló en su ordenador
personal.
Pero aquí no finalizan sus dolores de
cabeza ni los obstáculos a superar, ahora tiene que buscar dónde
alojar su curso en Internet, para que los alumnos de su cliente
puedan accede al mismo; no hay que decir que su ordenador personal no
sirve para ese cometido. Así que pregunta, lee, investiga por ahí y
todo el mundo que sabe un poco de esto le dice con toda la
tranquilidad del mundo “lo que tienes que hacer es contratar un
hosting”. Así que nuestro docente necesita contratar un servicio a
una empresa especializada en albergar servidores para su acceso a
Internet.
En esta fase se pregunta qué empresa
de hosting es la más adecuada, qué debe contratarles para cubrir
sus necesidades y sobre todo, cuanto se debe gastar en ello. Llama
por teléfono y manda correos pidiendo información a varios
servicios de ventas de empresas que se anuncian por Internet y en
revistas de informática, y le invade el desasosiego cuando le
preguntan cosas como: ¿cuántos dominios necesita? ¿cuántas
cuentas de correo? ¿qué espacio en disco? ¿cuanta transferencia
mensual? ¿el tipo de base de datos?... Se da cuenta que se trata de
servicios muy especializados y que no tiene criterio para seleccionar
el más adecuado, así que decide comprar el pack más barato y
probar, ya que le han dicho que si se queda corto siempre puede
contratar un pack de características superiores.
Instalar el Moodle es en este proveedor
no es tan fácil como instalarlo en el PC, empezando porque hay que
trabajar con un panel que al principio no es tan fácil como dicen, y
sobre todo, porque no tiene ningún tipo de ayuda por parte del
proveedor de hosting, “que no da soporte” y menos con el pack
más sencillo.
Nuestro docente ha estado a punto de
tirar la toalla, pero como es un personaje muy constante finalmente,
ha sido capaz de instalar el Moodle en el hosting contratado y de
subir el curso que había desarrollado. Piensa que lo ha conseguido y
que ya le puede decir a su cliente que el curso puede empezar cuando
él quiera.
Pero no es así, se da cuenta de que
hay un montón de tareas a realizar; no vamos a enumerarlas
exhaustivamente, pero sí mencionaremos algunas tales como configurar
el sitio, dar de alta usuarios, hacer las copias de seguridad,
adaptar las plantillas de presentación, instalar módulos
adicionales,.... Tendrá que aprender ahora a administrar Moodle. Eso
es otro curso, más tiempo y más dinero, y el cliente se está
impacientando.
Es aquí cuando me permito darle mi
segundo consejo, aunque es posible que me lo hubiera agradecido
antes, cuando estaba seleccionando el proveedor de hosting:
"Dedique todo su
tiempo y sus energías a diseñar el curso y a impartirlo y deje todo
lo demás en manos de un experto, desde la selección del hosting
hasta la administración de la plataforma. Contrate un consultor
especializado que le gestione todos los temas técnicos. No es tan
costoso como se puede imaginar y sin ninguna duda, le compensará
sobradamente."
Nuestro formador empieza a pensar que
no le va a salir rentable impartir el curso, entre los gastos de
formación, los del hosting y los del consultor técnico.
Y aquí es cuando le doy mi tercer y
último consejo:
"Asóciese con
otros formadores en sus mismas circunstancias, seguro que conoce a
más de uno, y planteen entre todos un proyecto de coworking
virtual tecnológico, compartiendo un consultor técnico que les proporcione
el hosting adecuado, que les forme según sus necesidades y que les
asesore y acompañe durante todo el proceso. Es posible que entonces
su proyecto salga adelante."
No deja de ser un planteamiento
aparentemente complejo de llevar a cabo, pero usted está en la misma
situación que nuestro formador y cree que esta puede ser su
solución, puede contar conmigo, estoy a su entera disposición.
Si por el contrario decide seguir solo, también es posible que con el tiempo y sin pretenderlo, se convierta en un afamado consultor tecnológico....., y nunca se sabe.
Javier, sólo puedo decir que estoy de acuerdo en el planteamiento y conclusiones del relato que compartes. Considero que un proyecto serio, y más aún en el caso de una acción en formato E-learning, debe contar con un equipo humano mínimo para que el formador se centre en los contenidos, seguimiento del proceso de aprendizaje etc. y otros profesionales se ocupen, por ejemplo de los aspectos "técnicos". Pienso que el coworking constituye un método apropiado y viable para abordar un proyecto de esas características con las garantías necesarias de eficacia y, por tanto, posibilidades de éxito. Si el presupuesto lo permite, claro.
ResponderEliminarEsta es una opinión de carácter general sobre la cuestión que planteas. Lógicamente, habrá formadores/as que, por su preparación, capacidad y/o habilidades, puedan abordar todos los aspectos del proceso aún con la carga que ello conlleva, algo que yo desde luego admiro pero que no sería capaz de asumir.
Para concluir y como planteamiento general, insisto: el apoyo de un equipo, aunque sea mínimo, es bueno para el objetivo que se persigue (el aprendizaje) y para el propio profesional de la formación (y su salud). Creo.
Un saludo.
Antonio Bouza
Estoy al 100% de acuerdo contigo en todo, se supone que la tarea de un formador es la de formar con todo lo que conlleva: elaboración de materiales, preparación de clases y ejercicios, técnicas de motivación, dinámicas, pruebas y evaluaciones y otras tareas añadidas.
ResponderEliminarPero si realmente te preocupas por impartir una formación actual (quiero decir en la onda de cómo está la formación ahora) y tu empresa no se preocupa ¿qué haces?. Mi empresa no se preocupa si tiene buen ancho de banda o no, ni se preocupa de dar el valor añadido de la disponibilidad online a los cursos presenciales.
Pero a mí me preocupan estas cuestiones además de impartir la mejor formación que me sea posible.
Por éste motivo me encuentro, como bien dices, dedicando gran parte de mi tiempo (no perdiendo porque el aprendizaje no se puede considerar nunca una pérdida de tiempo, buscando alojamiento gratuito, intentando configurar el sitio, instalando y configurando Moodle y otras muchas tareas. Y digo intentando porque aún no sé si lo conseguiré al final, pero bueno mientras disponga de tiempo lo seguiré intentando y formándome en lo que pueda.
Ahora bien, si hablamos de un curso elearning del que tienes que responder y cumplir ante un cliente está muy claro que no puedes arriesgarte, asíque lo mejor es contratar a un experto que lo ponga en funcionamiento, en un hosting con garantía de servicio para no correr el riesgo de quedar colgado en cualquier momento y contar con los servicios de un administrador.