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miércoles, 6 de abril de 2011

El método Pomodoro aplicado al estudio en línea.

La mayoría de los abandonos de los estudiantes que se matriculan en un curso en línea tienen que ver directa o indirectamente con la falta de dedicación causada en la mayoría de las ocasiones por una inadecuada organización del tiempo.

Cuando la mayoría de los estudiantes deciden matricularse en un curso en línea normalmente ven como una gran ventaja la libertad en cuanto a horarios y tiempos de estudio, pensando a priori que serán capaces de arañar el tiempo necesario a sus otras actividades u obligaciones profesionales y personales. Y la realidad se impone y no siempre es así, lo que en muchas ocasiones lleva en primer lugar a la frustración y posteriormente al abandono.

La realidad es que no tenemos cultura del tiempo ni nos han educado para sacarle el mayor partido al mismo, y no nos equivoquemos, no se trata de ir estresado y realizar cuatro cosas a la vez, llevar el teléfono móvil siempre conectado y tener el correo permanentemente abierto, sino quizás de todo lo contrario, de ir relajados realizando una tarea tras otra, concentrados en la misma y libres de interrupciones que nos distraigan la mente de lo que en ese momento estamos haciendo.

Para hacer esto no hay nada mejor que un buen entrenamiento, como ocurre con casi todas las habilidades adquiridas. Métodos y libros sobre cómo aprovechar mejor el tiempo hay a docenas; comentaremos Organízate con Eficacia de David Allen, del que podemos ver una entrevista en tres parte y traducida al español en la que podemos ver resumida la filosofía denominada GTD “Getting Things Done”.


Hay otro trabajo que mantiene la misma línea pero quizá más práctico en su aplicación inmediata que es el “Método Pomodoro”, creado a finales de los años 80 por Francesco Cirillo y que debe su nombre a esos relojes de cocina tan kitchs con forma de tomate, pomodoro en italiano, que sirvieron a Cirillo de herramienta de control del tiempo.


La base de la teoría consiste en hacernos a nosotros mismos una pregunta y responderla con sinceridad
  • ¿somos capaces de trabajar en una sola cosa concreta durante 25 minutos  seguidos (1 pomodoro) sin que nada nos interrumpa o distraiga?
Pensemos bien la respuesta, porque no es obvia en el mundo en el que vivimos.

Si la respuesta es afirmativa, "sí somos capaces", vamos a realizar una aplicación práctica  a los estudios en línea, haciéndonos algunas preguntas más que deberemos responder antes de matricularnos en curso alguno.
  • ¿de cuantos pomodoros (espacios de 25 minutos seguidos libres de interrupciones) podemos disponer en nuestra agenda diaria o semanal?
  • ¿somos capaces de marcarlos en nuestra agenda?
  • ¿podemos comprometernos con nosotros mismos y con nuestro entorno a respetar esos espacios de tiempo?
  • ¿son suficientes para garantizar la dedicación semanal mínima requerida para abordar el curso en línea que tenemos previsto realizar?
Si las respuestas vuelven a ser afirmativas, podemos matricularnos en el curso elegido con garantía de éxito, siempre que no sea nuestra costumbre mentirnos a nosotros mismos de una forma desaforada.

Siguiente paso, ¿qué necesitamos para aplicar el método?.
  • Un poco de auto-disciplina
  • Papel y boli, o en su defecto una hoja de cálculo o un procesador de textos
  • Un reloj de cocina tipo pomodoro, o en su defecto, cualquier cronómetro con alarma.
Ya tenemos todo, incluso una buena dosis del primer ingrediente, pero ¿en que consiste el método?. Ni más ni menos que en dividir nuestro tiempo disponible para realizar un conjunto de tareas (una jornada laboral, por ejemplo) en bloques de 30 minutos, de manera que trabajemos 25 minutos seguidos de forma intensiva y concentrada en un único tema, sin interrupciones y distracciones y descansemos 5 minutos antes de comenzar con el siguiente bloque o pomodoro. Una norma de oro es que una vez iniciado un pomodoro, este no debe interrumpirse bajo ningún concepto.

El control de las tareas se realiza mediante un Inventario de Actividades que hemos de mantener disciplinadamente, de hay la imperiosa necesidad de contar con papel y boli o equivalente.

La primera duda que se presenta es siempre la misma, qué pasa con las tareas que previsiblemente nos van a llevar más de 25 minutos, las que son de largo recorrido. La respuesta es sencilla, divídalas en subtareas y asígnelas 2 ó 3 pomodoros como máximo a cada una de ellas.

Así que empezamos por registrar en este inventario las actividades que debemos realizar y al principio de cada jornada laboral planificamos cuales vamos a realizar en el día de hoy, siguiendo criterios de oportunidad, criticidad o urgencia. Es posible que el primer pomodoro de cada jornada deba ser uno llamado “Planificación de la actividad del día”, y que otro deba ser “Contestar al correo y devolver las llamadas recibidas”, evitando que un exceso de concentración nos aísle de las realidad circundante.

Tal que vayamos finalizando las tareas las tachamos de la lista y la entrada de nuevas tareas genera un nuevo registro. Obviamente nuestra jornada laboral no depende solo de nosotros pero el espacio temporal de nuestra exclusividad debiera estar organizado de esta manera.

Sigamos con la aplicación del sistema a los estudios en línea y tomemos como tiempo de referencia una semana en vez de una jornada. Así, al principio de la semana dedicamos el primer pomodoro de nuestra lista de pomodoros disponibles a planificar al actividad de la semana; una de las ventajas de cualquier plan de formación es que las tareas son conocidas con antelación suficiente y están ya planificadas de antemano por el responsable del cursos, de manera que es difícil que nos entren tareas sorpresa que nos alteren sustancialmente la planificación.

¿Qué tipos de pomodoros son habituales en la formación en línea?. Hay tres tipos fundamentales según una potencial clasificación de las tipologías de activad habituales en este formato de cursos:
  • los de lectura o visionado del material de estudio
  • los de elaboración de entregables, ya sean informes, prácticas o ejercicios
  • los de comunicación con el profesor u otros alumnos como los foros de debate
Supongamos que en un día hemos decidido dedicar tres pomodoros a nuestra formación en línea, el primero antes de ir al trabajo, el segundo al mediodía, acortando la sobremesa con los compañeros de trabajo y el tercero después de acostar a los niños y antes de irnos a dormir. En el primero podemos realizar la lectura del material docente correspondiente; 25 minutos concentrados dan para mucho sobre todo a primera hora de la mañana. En el pomodoro del mediodía podemos realizar hacer actividades prácticas que nos obliguen a ejercitar más la mente y evitar caer en el sopor propio de estas horas, y por la noche que estamos más cansados, nos dedicaremos a las labores de comunicación que siempre son más gratificantes.

Si somos capaces de respetar este esquema de trabajo la formación en línea tendrá sus frutos y no se convertirá en una pesada carga sobre nuestras espaldas.

Este artículo me ha llevado 4 pomodoros, a saber, uno de documentación, dos de redacción y un cuarto de correccción.